Mi mujer no lo sabe.

Hola, soy Jordi.

Quiero decir, no soy una inteligencia artificial poco terrenal, ni nada por el estilo.

Soy yo.

Y si lees esta carta es porque nuestras vidas en algún momento se cruzaron.

Ya, ya sé que todos formamos parte del universo y que todo está conectado.

Pero me refiero a un cruce más terrenal.

Quiero decir, quizás fuimos juntos al colegio, quizás compartimos tiempo en la universidad, quizás aprendimos en algún trabajo, quizás crecimos emprendiendo o quizás nos conocimos en Tinder.

Quién sabe.

La cuestión, que si lees esto, es porque hemos tenido algún tipo de relación en el pasado.

Y por eso mismo te escribo.

A ver, sé que relaciones pasadas no garantizan relaciones futuras.

Pero, si te interesa, me gustará compartir contigo lo que se viene.

Que ¿qué se viene?

Bueno, eso te lo contaré otro día.

Solo te adelanto que es algo que nada tiene que ver con el motivo por el que me conoces hasta ahora.

Es otra cosa.

Entonces, el tema es muy sencillo aquí:

  • En caso de que quieras quedarte, bienvenido. Pondré todo de mi parte para que estés a gusto.
  • En caso de que no, te das de baja desde el pie de este email y no volverás a recibir noticias mías por aquí.

Sencillo.

De momento, quiero que sepas que soy yo, que estoy aquí y que leo y contesto absolutamente todos los mensajes que ya están llegando de los miles de personas que están leyendo esto al mismo tiempo que tú.

Te veo pronto,

Jordi

PD: No, esta no es una sucia estrategia de marketing para venderte algo.

A ver, nada en contra de vender, al contrario. Es algo que deberíamos hacer más y seríamos más felices.

Lo mismo pasa con hacer el amor.

Solo que aquí no hay estrategia.

Aquí no hay.

Aquí no.

Aquí.