¿Qué harías si no tuvieras miedo?

¿Sabes cuántas decisiones en tu vida las has tomado desde el miedo?

Insisto, ¿sabes cuántas?

No, en serio. 

No hablo de decisiones obvias como “no salto de un puente porque me mato” o “no meto la mano al fuego porque me quemo”.

Hablo de esas decisiones pequeñas, las que parecen inofensivas, pero que van moldeando tu vida y tu mentalidad.

Por ejemplo:

Ese cliente tóxico al que no has despedido.

Esa llamada importante que sigues posponiendo.

Esa inversión cojonuda que no haces porque “no es el momento”.

Lo curioso del miedo es que no siempre se te presenta con la etiqueta de “¡PELIGRO!”.

A veces, llega disfrazado de prudencia, de lógica o incluso de sentido común.

Y así, sin darte cuenta, dejas que el miedo dirija tu vida como una sociedad adormecida, deja que el sistema dirija su destino.

Mira, el miedo tiene su propio efecto dominó.

Tiene esta extraña habilidad de escalar.

Empieza con algo pequeño: evitar un “no” para no ofender a alguien.

Y termina con algo grande: una vida completamente distinta a la que querías.

Pero el problema no es sentir miedo.

El problema es dejar que sea él quien tome las decisiones.

Y sí, el miedo está diseñado para protegernos.

Nos avisa cuando estamos ante un peligro real, como un león acechando o un socialista gobernando.

Pero dime, ¿cuándo fue la última vez que un león apareció en tu oficina o en la wallet fría dónde autocustodias tu bitcoin?

Exacto.

Entonces, ¿por qué dejas que este mismo mecanismo de supervivencia te frene en decisiones que podrían cambiar tu vida para siempre?

El miedo puede ser tu jodido enemigo o tu aliado fiel.

Un enemigo que paraliza.

O un aliado que te señala el camino.

Porque, si lo piensas bien, detrás de cada miedo hay una oportunidad:

Miedo a lanzar un negocio: probablemente porque sabes que tiene un gran potencial.

Miedo a hablar con ese cliente: seguramente porque sabes que esa conversación es crucial.

Miedo a mostrarte tal como eres: porque sabes que podrías conectar con muchas más personas.

El miedo, en realidad, es una brújula.

Te señala dónde está tu próximo gran paso para avanzar.

Porque el ser humano solamente es feliz cuándo progresa.

Entonces, insisto:

¿Qué harías si no tuvieras miedo?

En serio, ¿qué harías?

¿Qué decisión tomarías?

¿Qué sueño dejarías de posponer?

¿Qué versión de ti mismo permitirías que viera la luz?

Es más, ¿qué vida estarías viviendo ahora mismo si hace un año hubieras tomado esa decisión que el miedo bloqueó?

Reflexión poderosa esa.

En mi opinión sesgada de domingo, no se trata de no tener miedo.

Eso sería como pedirle al mar que deje de moverse.

O al bitcoin que dejara de subir.

Se trata de actuar a pesar de él.

Por eso, lo más sencillo es comenzar con algo simple y pequeño. 

Algo poco comprometedor.

Haz esa llamada.

Compra tus primeros satoshis.

Di ese “no” que llevas tiempo reprimiendo.

Verás como, poco a poco, el miedo pierde fuerza.

Y tú, ganas claridad.

Pero, ¿sabes cuál es, por encima de todo, la herramienta más poderosa?

Cuestionarte.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

De nuevo.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

Porque, casi siempre, la respuesta no es tan grave como el miedo quiere hacerte creer.

Mira, sé lo difícil que es enfrentarte a estas preguntas solo.

Lo sé de primera mano y no de oídas.

Por eso, todas las semanas envío un email a mi lista de correo con píldoras de mentalidad que te ayudarán a lograrlo.

Te apuntas ahí, mira:

Solo eres libre cuándo puedes decidir. Y aquí verás cómo hacerlo.

Recibe cada domingo una nueva píldora para empezar a ganar más dinero, tranquilidad, propósito y libertad apuntándote gratis aquí:

© 2025 Goldmind LLC, A SERIES OF OTOCO MATIC DE LLC | Aviso legal | Política de Privacidad | Política de contratación | Política de cookies